Matar a un elefante y otros escritos by George Orwell

Matar a un elefante y otros escritos by George Orwell

autor:George Orwell [Orwell, George]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 1968-01-01T05:00:00+00:00


Lástima que papá haya vendido el alma,

chisporrotea a la hora del desayuno.

El dinero no estuvo de más, pero,

con todo, es lástima que papá haya

vendido el alma,

cuando podría haber aguantado como el Barón del Carbón,

y no venderse cuando el precio estaba a la baja.

Lástima que papá haya vendido el alma,

chisporrotea a la hora del desayuno[130].

Chesterton, católico por los cuatro costados, seguramente habría dicho que creía en el infierno. Si su vecino hubiera muerto con graves quemaduras, no habría escrito un poema cómico al respecto, si bien puede hacer los chistes que quiera acerca de alguien a quien van a freír durante millones de años. Insisto en que esa creencia carece de realidad. Es una moneda falsa, como el dinero de los bancos musicales de Samuel Butler.

28 de abril de 1944

Aquella noche de 1940 en que por vez primera se dispararon sobre Londres las baterías antiaéreas, me encontraba en Piccadilly Circus en el momento en que se abrió el fuego, y me refugié en el Café Royal. Entre el gentío, un joven apuesto, de buena complexión, de unos veinticinco años, estaba armando un jaleo considerable, a la vez que esgrimía un ejemplar de Peace News, conminando a todos sus vecinos de mesa a que le prestaran atención. Trabé conversación con él, más o menos en estos términos:

El joven: Le aseguro que todo habrá terminado cuando llegue Navidad. Es evidente que habrá un compromiso de paz. Tengo puesta toda mi confianza en Samuel Hoare. Es una deshonra estar con él, lo reconozco, pero Hoare sigue de nuestra parte. Mientras Hoare siga en Madrid, siempre queda la esperanza de una capitulación.

Orwell: ¿Y qué hay de los preparativos que se hacen ya para frenar la invasión, me refiero a las pastillas de cemento que construyen por todas partes, los LDV[131], etcétera?

El joven: Ah, eso sólo significa que están preparados para aplastar a la clase obrera en cuanto lleguen los alemanes. Supongo que algunos serán tan idiotas que plantarán resistencia, pero Churchill y los alemanes no tardarán en ajustarles las cuentas. No se preocupe, que esto terminará en un santiamén.

Orwell: ¿Usted de veras quiere que nuestros hijos crezcan y se hagan nazis?

El joven: ¡Eso son bobadas! No supondrá usted que los alemanes vayan a fomentar el fascismo en este país, ¿verdad? No quieren que se cree una raza de guerreros capaces de luchar contra ellos mismos. Su objetivo será convertirnos en sus esclavos. Fomentarán todos los movimientos pacifistas que encuentren a su paso. Por eso soy pacifista. Para los que somos como yo, todo serán ventajas.

Orwell: ¿Y a los que son como yo, qué? ¿Nos van a fusilar?

El joven: Sería muy de lamentar.

Orwell: ¿Y por qué tiene usted tantas ansias de seguir con vida?

El joven: Para poder seguir dedicándome a mi obra, naturalmente.

Surgió a lo largo de la conversación que el joven era pintor; desconozco si bueno o malo, pero sé que estaba dispuesto a encarar la pobreza con tal de seguir pintando. Como pintor, es probable que hubiera estado algo mejor bajo la ocupación alemana, por comparación con un escritor o un periodista.



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